Como sabréis ya, puesto que Telecinco nos lo ha proclamado a bombo y platillo, “El Orfanato” es la película elegida para representar a España en la próxima edición de los Óscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Pero tendremos que esperar hasta Enero del año venidero, para saber realmente si será la candidata española que designe la Academia de Hollywood para competir en dicha categoría.
La carrera se desarrolla con buenos pronósticos, puesto que su aplauso fue masivo en el Festival de Cannes. La película está recibiendo los elogios del público así como el de los críticos de cine y su resultado en las taquillas no está defraudando en absoluto. Solo espero que no nos estemos emborrachando todos de esperanza y que los efusivos reconocimientos y exaltación que esta produciendo la obra de Bayona, sean merecidos y reconocidos, al menos por la Academia Española, y tengamos en el panorama cinematográfico español un nuevo perfil de director “oscarizado” y “goyarizado”.
Desde mi humilde opinión creo Juan Antonio Bayona y su ópera prima merece todos y cada uno de esos aplausos, y la nominación para representarnos en el Kodak Theatre es merecida, pese al riesgo que supone opinar sin conocimiento de causa ya que no he visto las otras cintas candidatas. Pero bueno… entre los otros candidatos estaba el que siempre tiene que estar y otra película que pudo hacerle sombra, pero el cansino tema de la Guerra Civil Española es posible que sobrevolara sobre el filme de Emilio Martínez Lázaro (13 Rosas) y le quitara puntos, según la Academia, para alzarse con la nominación española definitiva.
“El Orfanato” es una cinta que, pese a formar parte del arriesgado género de terror/thriller, a la española, se prestigia en la cumbre como una película realmente escalofriante a la par que emotiva. Confieso que me emocioné en cierto momento, con cierta escena, pero lo que a mí me pasa no es normal ya que lloro hasta con las aventuras y desventuras de Lassie.
Al tema:
Laura (Belén Rueda) se muda junto a su marido (Fernando Cayo) e hijo pequeño (Roger Príncep) al orfanato en el que se crió cuando solo era una niña, con la buena y sana intención de hacer de él una residencia para niños especiales y con discapacidades mentales y físicas.
Una vez instalados en la nueva residencia, su hijo comienza con un extraño juego a modo de "gymkhana" que realiza con sus nuevos amigos invisibles, dejando volar su imaginación. Laura se lo toma como un juego de niños, en este caso un niño un tanto especial, pero este foráneo y repentino juego no tarda en ser el origen y motivo de algo mucho más espeluznante y aterrador.
Los sucesos extraños no tardarán en producirse, todos ellos relacionados con esos extraños y atemorizantes nuevos amigos invisibles, hasta tal punto que las vidas de Laura y su marido, darán un giro brusco, imprevisto e inesperado. Lo peor está por llegar.
Una casa extraña, unos niños, una madre…. Dicho así, instintivamente se nos viene a la memoria “Los Otros” de Amenabar. Lo cierto es que aunque ambas películas pertenezcan al mismo género de terror, y las dos tengan ese halo de misterio de no saber si estamos en el mundo de los vivos o de los muertos, de no saber a que final nos acercamos y demás…ambas películas están lejos la una de la otra, digo esto porque muchos críticos se empeñan en compararlas y desde mi humilde opinión no tienen nada que ver. Ambas están excelentemente dirigidas pero pese a que el escenario sea parecido, son historias absolutamente lejanas y ajenas.
Pero si es verdad que lo que no puedo dejar de decir es que Amenabar o está acojonado u orgullosísimo de la cinta de Bayona, puesto que en el panorama español, el "oscarizado", "goyarizado" y premiadísimo director chileno-español de títulos como “Mar Adentro”, la ya mencionada “Los Otros”, “Abre los ojos” y “Tesis”, no tenia rival y ahora con Bayona, tiene uno a su misma altura, (hablamos de cine de terror, no os lancéis a mi yugular) lo cual me llena de orgullo y satisfacción a la par que de expectación, por ver el próximo trabajo de Alejandro Amenabar.
Al principio el suspense casi no se deja notar para que en la medida en que vamos avanzando por la peli y poco a poco todo se torne en un espectáculo terrorífico que casi lleva al espectador a una catarsis de sentimientos enfrentados. La angustia, el desconsuelo y la impotencia y por supuesto el terror se apoderan del espectador a cada segundo que pasa de metraje.
Lo cierto es que “El Orfanato” suena a la típica película de fantasmas, con lugar encantado y familia sufriendo mucho, mucho, pero no aporta nada nuevo al género. Lo que sí hace es utilizar un argumento más que trillado, y lo transforma en una historia sumamente estremecedora.
En su análisis fílmico, podemos tachar la película de comenzar a un ritmo muy pausado en el que no pasa nada, salvo un inocente juego de niños sin la menor importancia, para adentrarnos y con medidos acelerones en una historia que engancha, para tras el segundo clímax acelerar al ritmo frenético en el que se acontecen los sucesos. Un terror muy inteligente y muy bien dirigido, con el aporte de una dirección de fotografía excelente, con tonos cruzados y fríos y huyendo de los sustos típicos apoyados por una sonoridad increíble y una buena banda sonora. Sustos en su justa medida, crudos y generados a partes iguales entre la imagen y el sonido.
La interpretación de Belén Rueda, es lo único que me molesta en la producción, hay que valorar el excelente esfuerzo que esta mujer está realizando en sus papeles interpretativos, pero me resulta un tanto plana y anodina en el papel, afortunadamente no le resta nada a la cinta, y sí que aporta la figura de una persona normal, a la que la esta pasando algo horrible, no lejos de la realidad, o sea, que gracias a su plana interpretación nos olvidamos de que se trata de Belén Rueda y vemos salir al personaje. Cosa, que por ejemplo no pasa en “Los Otros” con Nicole Kidman, donde en todo momento somos conscientes de la belleza de la diva y de que su nombre está escrito en el Boulevard de la Fama.
La cuestión es que el ritmo pausado del filme (no apto para los que se aburren con facilidad) y sus saltos en el tiempo permiten que vayamos viendo cómo los personajes principales van desarrollándose y cómo van afrontando todo lo que se les echa encima. Eso, por un lado permite que entendamos (y aprobemos) todas y cada de sus acciones/reacciones; y por otra lado, logra que empaticemos con ellos, lo cual es altamente necesario para seguir con interés la película. Aquí lo que importa es que conectemos con los protagonistas, que suframos con ellos y por ellos. Y tanto actores como director, consiguen que eso sea una realidad. Vamos, que os dejéis la panoja en ir a verla.
La fotografía es, desde mi punto de vista, otro personaje más, planos generales crudos, secuencialidad muy cuidada huyendo de los “tropezones de cámara”, con unos travelling espectaculares, tono cruzado de fríos, (proceso en el cual la película se revela, o se postproduce, para obtener un copión con tonos saturados, un E-6 que se trata como si fuera un C-41, para los entendidos en sensitometría), una iluminación esmeradísima, en todo momento parece ser un halo fantasmagórico que rodea a la acción… en definitiva un equipo técnico que ha dejado una rúbrica sobresaliente en los títulos de créditos.
El Orfanato en sí, es un personaje más que tiene protagonismo en su justa medida, Bayona le trata de manera justa sin darle más importancia de la que tiene, una pura localización, pero con el excelente trabajo de fotografía, ambientación sonora y sobretodo dirección artística, el conjunto es excepcional.
Además de Belén Rueda, Fernando Cayo logra también una creíble interpretación, siendo el suyo uno de los personajes más escépticos ante todo lo que acontece. Roger Príncep, consigue que no nos dé ganas de estrangularlo a las primeras de cambio, como a tantos otros niños, algo que a mí me pasa con casi todo los que salen en las películas, sobretodo si son de terror. Su actuación no se vé forzada ni desentona con el resto (algo que sí ocurría con el nefasto niño prota de ‘El Espinazo del Diablo’, dirigida por Guillermo Del Toro, aquí ejerciendo de productor).
Y por último, destacar la breve aparición de Géraldine Chaplin, cuyo papel le sienta como un guante, simplemente. También la sorprendente Montserrat Carulla (la mala malísima), una actriz catalana de rostro amigable que aquí, con su caracterización e interpretación, consigue dar mal rollo. El mal menor de todos es Mabel Rivera, que tiene un papel bastante flojillo, nada que ver con la Manuela de “Mar Adentro”
Su final es lo mejor, o sea que no os lo cuenten… Pero lo que sí quiero contar es que desde mi punto de vista, estamos ente una película bien dirigida, muy bien dirigida, con unos ingredientes que hacen que el espectador se asuste, se aterrorice y se emocione y lo consigue con un solo tiro de cámara, lo cual la convierte de inmediato en una buena película.
Como ya es costumbre…la nota:
GUÍON: 8
DIRECCIÓN: 7
A más ver.
PD: Me ha gustado más que el Laberinto del Fauno.