ABRACADABRANTE EXPERIENCIA...

Abracadabrante y caprichoso es este destino nuestro, que en ocasiones nos depara malas jugadas que pasan tan rápido ante nuestros ojos como si de los malabares y trucos de un mago se tratase. Pero en ocasiones no es un truco malo con lo que nos encontramos, más bien nos topamos con un cabrón en forma de examinador de tráfico, que decide seguir alargando la agonía de jóvenes aspirantes a conductores, instalando la desesperación y la frustración por arte de magia y capricho, en el futuro y la movilidad de lo noveles pupilos.

La DGT (Dirección de Garrulos y Tarados) y en su nombre un examinador con cara de estar oliendo a mierda constantemente, han decidido esta mañana, suspenderme nuevamente en el examen de conducción al que me he sometido, y lo han hecho por tercera vez. Para satisfacción de algunos lectores de este blog, debéis saber que, por el momento y sólo por el momento, estáis seguros en las carreteras. Pero ahora me asola una pregunta en mi mente inquieta: ¿de verdad este suspenso era necesario?, ¿de verdad la DGT vela por nuestros intereses al endurecer las normas y los requerimientos necesarios para superar la dichosa prueba?, ¿en serio la misión de los examinadores es la de poner en circulación a conductores responsables? o ¿lo único que quieren conseguir con este endurecimiento es llenar sus jugosas arcas?, creo que claramente se trata de lo segundo.

Realizar una parada en un stop es algo completamente obligatorio, realizar una segunda parada en un stop en una incorporación de reducida visibilidad, es también obligatorio, pero ¿dónde esta la norma que impone que existe un tiempo de espera x para las paradas realizadas en un stop? y es más, ¿realmente existe un tiempo delimitado para estar parado en un stop si a la vía a la que se quiere uno incorporar y que posee este stop, está completamente vacía?. Esto que parece una compleja pregunta de un test, es el motivo por el cual me han suspendido, tener durante muy poco tiempo detenido el vehículo en un stop con visibilidad reducida… ¿alguien puede definirme “poco” como unidad especifica de medida de tiempo?.

Tenía la intención de escribir una incendiaría entrada para desahogar las rabias galopantes que corren por mi cabeza y así librar un poco las tensiones, para que la frustración que siento fuera menor, pero mejor será no recordar a la malparida madre hija de puta del cabrón y cerdo asqueroso del examinador de esta mañana, pero mejor no lo hago que total ella no tiene la culpa.

Una de las frases que más estoy oyendo estos días, y en esta temporada en la que intento sacarme el puto carné de conducir es: “Lo del examen es una cuestión de suerte” o una también muy reincidente es la de “De poco sirve como lo hagas, si total el examinador no quiere, no apruebas”. Esto me plantea otra duda; La DGT es el máximo exponente en cuanto a seguridad en carreteras se refiere en nuestro país, y es evidente que recibirá ayudas del estado para que los españoles viajemos seguros por las autopistas y autovías, incluyendo las de peaje. Esto quiere decir que el estudio que se hace de los trazados, de los lugares por los que cruzan las carreteras, así como el código de circulación están estudiados al milímetro y desde luego nada es fruto de la suerte o la casualidad. Los radares y la recaudación que tráfico hace con ellos, tampoco son cosa del azar, entonces ¿por qué un examen como este sí lo es?, ¿por qué el resultado de este es una cuestión de azar?.
Es verdaderamente vergonzoso lo que sucede con los examinadores, que total son unos funcionarios más, lo cuales y por lo visto, son herramientas recaudadoras muy efectivas ya que su única misión, no es la de evaluar a un alumno en sus habilidades como conductor, si no la de sacarles la sangre hasta la última gota, en lo que es una de las experiencias más desagradables que existen.

Otra cosa que me sorprende es la libertad de cátedra con la que estos individuos imparten su libre albedrío, en el instituto o en la universidad tienes derecho a reclamar si no estás conforme con la corrección o el resultado de una prueba, incluso en casos extremos puedes llegar a pasar un tribunal académico, pero aquí no, en el examen de conducir la víbora que va detrás decide que suspendes y ya está, no tienes derecho a reclamar, no tienes derecho a hablar, y lo único que puedes hacer es resignarte y preparar tu bolsillo para seguir pagando hasta que la suerte decida ponerse de tu parte y al final te hagas con el papelito rosa.

De las tres veces que me he presentado, sólo en una merecía suspender, y no digo esto porque esté rabioso o con demasiada ira, es que es la pura verdad, ya que conducir siempre ha sido una cosa muy deseada para mí ya que desde que tengo 18 años llevo queriendo tenerlo, pero por motivos económicos y otras dificultades hasta hoy no me he podido poner en serio a ello, y la conducción es una de las cosas en las que más me estoy aplicando y además conduzco genial y punto.

Hasta los cojones me tienen, pero bueno… seguiré jugando a la lotería.

A más ver.

Joserra.


PD: Quiero mi Fabia ya!!!