Aclarando, eso sí, que no está "basada" en hechos reales, sino "inspirada" en hechos reales, que aunque pueda parecer lo mismo, no lo es, más que nada porque Fesser ha utilizado otros muchos testimonios para recrear el entorno de una familia apegada al Opus y lo que se cuece en las reuniones y las casas de este grupo religioso. Se trata de una historia que tomando como inspiración una historia real y una entidad como el Opus Dei, trata un tema como es el fanatismo religioso llevado a un extremo que estremece por la posibilidad de que una cosa así pueda suceder.
Hasta el momento Javier Fesser había jugado con la lágrima y la ternura con un cortometraje llamado Aquel ritmillo y que estaba protagonizado por el entrañable Luis Ciges, al cual, en una ocasión pude conocer personalmente en La Casa Encantada y me fascinó por lo encantador y buena persona que era. En la también tierna Cándida, Javier Fesser solo ejerció de productor ejecutivo, ya que la dura pero alegre película de esa señora a la que la vida trató tan mal, estuvo dirigida por el gomaespumero de su hermano Guillermo Fesser.
Camino es una película muy dura, pero a la vez también muy bella ya que la belleza de Camino está en todas partes, en la manera de rodarla, en la mirada de la niña protagonista, Nerea Camacho que interpreta un papelón sin precedentes en lo que a niños actores en España se refiere, o al menos que ahora mismo yo recuerde.
Carme Elias, que pelea con determinación y firmeza en un guión que le acosa constantemente realiza un trabajo encomiable. Pero esa determinación en un momento de la película desaparece, ofreciéndonos con su derrumbe uno de los momentos más espectaculares, duros y emotivos de la película. Carme Elias, saca un sobresaliente alto en su papel, siendo junto con Nerea Camacho, el pilar fundamental que sostenta esta película.
Si Nerea Camacho junto con su espectacular y a la vez que fantasmagórica mirada, es una revelación muy interesante, otra de las revelaciones interpretativas de la cinta, la posee Mariano Venenciano. En el papel de José, el padre de Camino es el personaje que encarna la duda, y se niega a aceptar la enfermedad de su hija, ya que lo considera antinatural y para nada una fortuna divina, en contra de lo que piensa Gloria, la madre. Sin lugar a dudas es el papel más sincero, natural y real de la película y casi me atrevo a decir que el más dramático. Espero que gane el Goya al mejor actor de reparto, puesto que es increíblemente bueno, una de las mejores interpretaciones que he visto.
Nuria, la hermana de Camino, interpretada por Manuela Vellés es la ausencia, la bondad pero también es incapaz de enfrentarse a todo lo que la rodea. Camino comienza su camino a los cielos tras una dura enfermedad y ella solo tiene admiración y alegría a la vez que envidia. Quizá el papel más flojo entre los personajes importantes, pero con una importancia relevante y muy bien interpretada.
En cuanto a la parte técnica de la cinta, encuentro varias cosas que hicieron que las pupilas me sangraran y se centran todas ellas en la composición y edición digital de algunas escenas. Las pesadillas de la niña y un personaje en 3D que toma una cierta importancia, están hechos de una manera bastante mala, y casi me atrevería a catalogarlo como de serie B. El ratoncillo que se pasea por algunas escenas está hecho, con perdón, como el culo y metido con calzador. Esto último es algo que me cuesta creer, ya que la rúbrica que Producciones Pendeltón ha puesto en sus cintas en cuanto a la composición digital se refiere ha sido siempre ejemplar, aunque fuese para realizar Mortadelo y Filemón.
No pasa esto con la iluminación, la dirección artística y la fotografía, dirigida esta última por Alex Catalán.
Al igual que pasó con Mar Adentro de Amenabar y otras muchas películas que se han estrenado en las pantallas españolas, Camino ha levantado polémica porque “con la iglesia hemos topado” y encima con una de sus sectas, el Opus Dei. Pero en esencia yo creo que la película es una feroz crítica ya no al Opus, o a la iglesia en sí, lo es más bien a los radicalismos religiosos, que siempre son malos, como lo son todas las posturas radicales.
Y es evidente que en películas como estas, hay que guionar historias que adopten al espectador para que se acomode en su butaca y disfrute, es evidente que hay que meter elementos ficticios, aunque la base sea un hecho real. Os imaginais por un momento que en Titanic no hay historia de amor, y nos cuentan como fue el hundimiento y punto…. o en Mar Adentro, en vez de poner a una chica enamorada, la plana Belén Rueda, nos ponen a una persona cuyo único discurso es… me quiero morir, me quiero morir, sin nada más que contarnos. Sería un autentico coñazo de película, y eso es lo que Javier Fesser y todo su equipo han intentado que no suceda, nos cuentan un hecho real, que podrá gustar más o menos y levantar más o menos ampollas, pero lo ha moldeado a su gusto, y lo ha hecho magníficamente ofreciéndonos a los espectadores una de las historias de amor más intensas y bellas que he visto nunca en la pantalla. Esta es una película de actores, dónde la esencia, lo bueno y lo bello reside en sus interpretaciones que son increíbles y que merece la pena ir a verla, aunque uno sea de lagrimilla fácil y salga acongojado del cine, toda una experiencia.
Hay que ir al cine, hay que verla y hay que forjarse una opinión sobre el tema y después que cada uno piense libremente.
GUIÓN: 8
INTERPRETACIÓN: 10
DIRECCIÓN:7
Nota Final: 8,3 NOTABLE.
Joserra.